Krøyers Plads es un espacio urbano con un conjunto de edificios de vivienda pública ubicado en el centro del emblemático puerto de Copenhague. El Ayuntamiento de la capital danesa y la presión vecinal frenó, durante muchos años, numerosas iniciativas para construir en el mágico lugar rodeado de los característicos almacenes portuarios. Los habitantes de Copenhague eran conscientes de la importancia que tenía el lugar y no podían arriesgarse a cometer errores con el diseño de esa porción de ciudad.
Se inició un movimiento de auténtica participación ciudadana, que acabó coordinando el Ayuntamiento para determinar la forma de relacionarse con el entorno inmediato de los referidos almacenes y silos, con el resto del puerto y con el conjunto de la ciudad. Se debatió y analizó desde la relación entre lo construido y el vacío hasta la altura de los edificios, la forma de las cubiertas, los materiales a utilizar, pero también aspectos relacionados con la eficiencia energética la accesibilidad o la convivencia de personas con diferentes niveles de renta.
La intensa implicación vecinal fue hábilmente canalizada y coordinada por dos oficinas de arquitectura, COBE Architects y Vilhelm Lauritzen Arkitekter, que consiguieron dar coherencia y unidad al conjunto, compatibilizándola con una cierta diversidad y personalización de los diferentes edificios. Una serie de plataformas de madera van entrelazando las construcciones, generando una secuencia de espacios y plazas públicas, que provocan diferentes maneras de usar los vacíos. Con el tiempo estos espacios residuales se han convertido en uno de los lugares preferidos por los habitantes de Copenhague para permanecer tomando el sol y observando la actividad del puerto y del resto de la ciudad.
Otro acierto del diseño participativo de Krøyers Plads, es haber logrado una continuidad de recorridos, evitando espacios cerrados y logrando una perfecta relación “interior-exterior” y “dentro-fuera”, con sinuosos pasillos, que conforman espacios diversos. Todo ello ha generado una elevada actividad, tanto comercial como lúdica, en el conjunto, que tiene una gran vitalidad urbana. También podemos considerar acertada la gran variedad de tamaños y formas de poder acceder a la propiedad o al alquiler de las viviendas, lo que ha posibilitado la convivencia de personas y familias de diferente nivel de renta, de diversas procedencias, de diferentes generaciones, que le ha dado, también, una gran diversidad al barrio.
Los arquitectos, con la participación de los vecinos, han implementado soluciones formales y uso de materiales que le dan una gran unidad al conjunto, pero con una gran personalidad de cada una de las “individualidades”. Las cubiertas plegadas, que actúan como “quinta fachada” dan diversidad al conjunto y consiguen una perfecta integración tanto con las construcciones del entorno inmediato como con la ciudad histórica. El uso del ladrillo cocido, de diferentes tamaños, tonalidades y colocado con diversos aparejos, también contribuye a compatibilizar la unidad y diversidad de este atractivo conjunto, ejemplo de arquitectura participativa. Leer más aquí
Francisco Camino Arias | Arquitecto