La Puerta del Sol, la de las mil reformas, la de los supositorios capitelinos, de Don Tony, la de los faroles isabelinos. La Puerta del Sol de las mil manifestaciones, la del oso con su madroño. La Puerta del Sol uniendo mundos tan diferentes, mundos que convergían desde Montera, mundos que se apreciaban desde Preciados, Arenal, Mayor, Carretas o San Jerónimo.
La Puerta del Sol, la que se convirtió en símbolo mundial de la participación ciudadana, de la convivencia creativa, de la reivindicación pacífica, esa Puerta del Sol que atemorizaba al Poder.
La Puerta del Sol, por unos miserables denarios, se reencarnó en Vodafone, con la vieja estrategia de cambiar las palabras para alejar los peligros. Ese fue el paso previo a la expropiación del viejo espacio colectivo, para su miserable #ParqueTematización, para su miserable entrega a los omnipresentes poderes que todo lo pueden.
La dócil y limitada alcaldesa acató las órdenes y deseos de uno de sus jefes, Villar Mir, el insaciable ministro pre democrático, que con su herramienta OHL quería expandirse, tras haber tomado Canalejas en una relativa cómoda batalla. La Gaviota Reidora organizó un simulacro de concurso con pretensiones de proceso participativo, un concurso para facilitar la enésima reforma, cuando todavía no habíamos pagado las anteriores, pero sobre todo para borrar cualquier recuerdo de los desharrapados que la tomaron unos mayos atrás. De paso se podía anular cualquier pretensión de usar el espacio público de forma libre y democrática, algo muy peligrosamente contagioso.
Además de las citadas OHL y Vodafone, JC Decaux, Samsung, Banco de Sabadell y otras famosas financiadoras de la mejora del bienestar de concejales de toda la geografía, pusieron unas cuantas monedas. El resto, el manual habitual, representantes obedientes de los partidos políticos tradicionales, una organización profesional condescendiente, unos cuantos reputados profesionales patrios, ávidos de encargos y habituales de todos los saraos, alguna prestigiosa voz internacional con intereses cruzados y todo atado y bien atado, que decía el antiguo jefe de Mr. Canalejas.
La nueva aberración urbana estaba servida, pero esta vez con barniz participativo, acuerdo político, beneplácito profesional y bendición de acomodados gurús.
SOHL, antes Vodafone, anteriormente Puerta del Sol, un espacio plural, cargado de vida, símbolo de los anhelos de cambio, entregado a nuestra castrante oligarquía. No me gustaba su morfología, no me gustaba la artificiosidad de su implantación, me horrorizaban sus múltiples artefactos, pero me seducía su vitalidad, el mestizaje de sus gentes, la convivencia de sus variadas actividades urbanas.
Ahora será un espacio, en cierto modo privatizado, sin fuerza ciudadana, con actividades dirigidas, sobre todo, al consumismo y, lo más grave, habrá dejado de ser un espacio público molesto para el Poder. Son muy significativas las imágenes elegidas para dar a conocer la propuesta ganadora, imágenes que muestran un espacio sin personas, sin árboles, sin vida, un espacio que parece haber sido atacado con bombas de neutrones, las que matan a las personas, manteniendo intactos los edificios.
Parece normal que al relatado ataque a la vitalidad urbana se hayan prestado los obedientes y acomodados políticos, parece normal que hayan colaborado lejanas voces internacionales al servicio de cadenas hoteleras. Pero, me produce enorme tristeza que tanto en este proceso, como en el vecino de Canalejas, hayan colaborado activamente nuestras instituciones profesionales. También me produce una desagradable sorpresa que magníficos profesionales no hayan ejercido una mínima actitud crítica.
Entre todos, si no lo remediamos, habrán destruido un espacio cargado de vida. Entre todos habrán contribuido a la confiscación de un espacio cargado de recuerdos, de símbolos y de esperanzas.