el largo proceso de San Esteban. red de redes

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El proceso vivido en San Esteban, un atractivo, aunque maltratado enclave murciano, es uno de los más extensos de nuestra, ya dilatada, carrera profesional. Casi quince años trabajando sobre una porción del tejido urbano de la ciudad de Murcia, tratando de utilizarlo como catalizador de una necesaria transformación urbana. Tres concursos, dos talleres, alguna propuesta individual, varias propuestas colectivas, muchos debates, muchos artículos, manifestaciones, plataformas, denuncias, reconocimientos ……………………………… ¡toda una vida!.

El conjunto de San Esteban, con el jardín, la iglesia y el palacio del mismo nombre es un céntrico conjunto arquitectónico de la trama urbana de Murcia, situado sobre lo que fue el arrabal de La Arrixaca, un atractivo barrio medieval ubicado fuera del recinto amurallado.

Mi primer contacto con el referido conjunto urbano se produjo cuando colaboraba en la redacción de un Plan General, que nunca llegó a ver la luz debido a un cambio de equipo de gobierno municipal. La zona estaba llena de vida, albergando muchos y diversos usos que convivían pacíficamente, aunque de una forma desordenada. Todo el entorno, que tenía bastante arbolado, actuaba simultáneamente de zona verde del barrio y de espacio público  para el conjunto de la ciudad.

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Desde el primer momento tuvimos claro que el conjunto de San Esteban era el enclave idóneo para activar una necesaria regeneración urbana, pudiendo servir, también, como el espacio que articulara e integrara el casco histórico con el resto de la ciudad.

Las intervenciones que proponíamos eran relativamente sencillas y baratas. Era  imprescindible una total peatonalización de la zona. También era necesario aumentar la superficie arbolada, que generara sombra y sirviera para conectar las diferentes pequeñas zonas verdes existentes con otros parques próximos, generando un gran parque urbano. En ese amplio espacio público verde nacería una “red de espacios públicos interconectados”. También creíamos que era imprescindible potenciar una gran actividad urbana, generando una serie de redes de espacios deportivos, culturales, comerciales ….que tuvieran a San Esteban como atractivo centro de gravedad.

Pero un calamitoso alcalde decidió paralizar aquel interesante proceso y con un extraño entramado empresarial inició el recorrido opuesto. Entendió que lo mejor para la ciudad era llenar la zona de tráfico rodado y sustituir el colorista mercado multirracial existente por coches, muchos coches. Los niños que jugaban, las parejas que retozaban, los jubilados que charlaban al sol, las pobres palomas, los árboles, …… eran molestos, la vida era molesta. Decidió expulsarlos a todos y promover un gran aparcamiento, tan profundo que casi llegaba a Nueva Zelanda.

Comenzamos, desde el Colegio de Arquitectos, una campaña contra aquella iniciativa municipal que destrozaba la ciudad e imposibilitaba cualquier acción reparadora. Propusimos alternativas, realizamos foros,talleres y muchas acciones urbanas, con el apoyo de la mayoría de los vecinos. Todo ello ocasionó una simpatía creciente hacia nosotros de amplios sectores ciudadanos pero, a su vez, algún que otro problema, en forma de demandas, amenazas e intentos de campaña de desprestigio.

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El descabellado proceso continuó hacia delante, se expulsaron a los comerciantes ambulantes, se arruinó a los comercios tradicionales, se talaron los árboles, se eliminaron a niños, jóvenes, jubilados y cualquier atisbo de vida, para empezar a construir el profundo aparcamiento, pero……. ¡sorpresa!, apareció inesperadamente, un impresionante barrio medieval debajo del antiguo jardín. Se descubrió una auténtica ciudad extramuros, con su trazado racional, sus viviendas, sus equipamientos, algo que salvo alguna intuición de algún arqueólogo, nadie esperaba encontrar.

Lo que en cualquier lugar habría sido una gran noticia por lo que podía significar para la ciudad, provocó una aceleración en la destrucción que ya se había iniciado. Cualquier alcalde normal habría celebrado el gran hallazgo, habría convocado a los ciudadanos para compartirlo y juntos habrían empezado a trabajar para tratar de integrar la ciudad hallada del siglo XIII con la urbe del XXI. Y nosotros pensábamos que, por fin, se había encontrado la disculpa que precisábamos para crear el gran espacio catalizador de la gran regeneración que se precisaba.

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Pero, muy al contrario, se comenzó un acelerado proceso de expolio y destrucción del patrimonio, actuando con métodos similares a los que utiliza el llamado “Estado Islámico” en otros lugares. La ejemplar reacción de los ciudadanos, agrupados en una Plataforma creada para salvaguardar el tesoro encontrado, el apoyo de alguna institución como el referido Colegio de Arquitectos y la intervención de la Guardia Civil (¡!!!) lograron paralizar las tropelías gubernamentales.

Nuevamente pensábamos que teníamos una gran oportunidad para comenzar a aplicar las propuestas en las que llevábamos años trabajando. Creíamos que se había encontrado la disculpa que necesitábamos, esto es, convertir el bello arrabal medieval hallado en el elemento generador de la recuperación urbana, convirtiéndolo en el centro de gravedad de la “red de redes” que soñábamos.

Los sucesivos gobernantes no estaban preparados para gestionar la nueva situación. Seguían   siendo muy dependientes de otros intereses, por lo que fueron utilizando estrategias que dilataban en el tiempo la puesta en marcha de soluciones y abandonaron el gran hallazgo arqueológico. El daño causado al arrabal medieval con su abandono fue muy superior al brusco intento de destrozo de los antiguos equipos de gobierno.

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Se utilizó la manida estrategia de convocar sucesivos concursos, con premisas y bases totalmente equivocadas, además de crear sucesivos grupos de supuestos expertos, cuya experiencia estaba basada en su docilidad. El Colegio de Arquitectos, que tantas propuestas había hecho y que había tenido una actitud tan decisiva para salvar primero el jardín y luego la ciudad medieval, con otra directiva, cambió de trinchera, colaborando con las estrategias dilatorias. Sin embargo, se marginaron tanto a la ejemplar “Plataforma Ciudadana” y a los profesionales que habían estado comprometidos con San Esteban.

Continuamos pensando que el problema relatado tiene una fácil solución y que no precisa de grandes inversiones, ni de emblemáticos edificios, ni de grandes expertos. Por todo ello, hemos seguido desarrollando nuestras propuestas, tratando de implicar a más ciudadanos y a un mayor número de profesionales comprometidos.

Nuestra “propuesta soñada” está basada en proceso de participación creativa, en el que desde el minuto cero, se esté utilizando intensamente la zona. Un proceso similar al empleado en la Catedral de Vitoria, de “abierto por obras”, adaptado a la escala urbana: “…mientras trabajamos, aprendemos …… mientras construimos, utilizamos …. mientras investigamos, mostramos ….. mientras recuperamos, disfrutamos…”. Tal vez, esta táctica pueda ser considerada como “Urbanismo Mientras Tanto” que propone Manu Fernández.

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La “propuesta soñada” comienza con la desaparición total del tráfico rodado del entorno. Sigue con la plantación de 10. 000 árboles de hoja caduca en el espacio recuperado para los peatones. Al mismo tiempo, los arqueólogos municipales, con los asesoramientos que precisen, proseguirán sus labores de investigación y protección del yacimiento, tratando de frenar su deterioro.

Simultáneamente, en colaboración con las Universidades, se organizará una serie de espacios expositivos “in situ”, conviviendo métodos tradicionales con el uso de nuevas tecnologías. Desde ellos se mostrará la importancia de lo hallado y se contemplará como se investiga, como se protege.

También desde el primer día, se activará la actividad comercial del entorno, en su versión estable y en su versión ambulante. Así mismo se potenciarán todo tipo de actividades culturales, participativas, lúdicas y de cualquier tipo, siempre que generen “vida”.

Se procurará que la “red de redes” propuesta tenga en San Esteban su centro de gravedad y todas las referidas redes pasen por el espacio recuperado. La “red de redes” son un conjunto de redes, una cultural, otra deportiva, otra comercial …………. que unen los distintos equipamientos de toda la ciudad por medio de un sistema verde articulador.

A modo de ejemplo, el conjunto de lugares dedicados a alguna actividad cultural, públicos o privados, grandes o pequeños, estarán conectados por una serie de sencillos elementos urbanos que le proporcionen unidad al conjunto. Las diferentes redes estarán superpuestas unas con otras y San Esteban será el baricentro de todas ellas y del conjunto.

Y “mientras tanto” seguiremos investigando, seguiremos participando, seguiremos aprendiendo, seguiremos proyectando, seguiremos construyendo, seguiremos viviendo….  Será un proceso, largo en el tiempo, voluntariamente inacabado.

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La “propuesta soñada” estaba basada en “utilizar” mientras se construye, “proyectar” mientras se usa, “investigar” mientras se disfruta, “proteger” mientras se aprende, en “hacer todo, mientras todo se hace”….. y todo con un pequeñísimo coste.

Nuestra “propuesta soñada” recuperaba un gran espacio público para la ciudad, creaba un gran espacio verde que articulaba y unía otra red de espacios verdes. Generaba un gran espacio público que articulaba una “red de espacios públicos”. Nuestra “propuesta soñada” creaba un gran entorno urbano que acogía muchas actividades, pero que además articulaba una “red de lugares” donde se desarrollan otras diferentes actividades. Nuestra “propuesta soñadaarticulaba la ciudad del siglo 13 con la urbe del siglo 21. Nuestra “propuesta soñada” generaba mucha actividad, pero sobre todo devolvía la vida a una zona que estaba muerta.

……y sobre todo, dejaba la puerta abierta a que la ciudad sea lo que quieran sus vecinos que sea, estando intensamente utilizada desde el primer día.

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