En Eindhoven, la próspera ciudad holandesa, sede de importantes empresas tecnológicas, se ha construido una rotonda de grandes dimensiones para facilitar el tráfico de bicicletas. En la mayoría de los países de nuestro entorno, de manera exagerada en España, se ha usado y abusado de las rotondas para resolver las intersecciones de carreteras, siempre pensando en facilitar, en teoría, el tráfico rodado. Se han construido rotondas de todos los tamaños y con las más complejas maneras de formalizarse, algunas de ellas absolutamente absurdas. Para comprender lo que ha significado el referido abuso de las rotondas es imprescindible acudir al magnífico catálogo “Nación Rotonda”
Pero por primera vez nos encontramos con el caso opuesto, esto es, una bella rotonda flotante pensada para facilitar la vida a los ciclistas. “Hovenring” es una infraestructura circular de 72 metros de diámetro, sujeta por una serie de cables que convergen en un esbelto pilar central. Esta solución le da un aspecto de ingravidez, de estructura flotando en el paisaje. La flotante infraestructura permite que los ciclistas provenientes de cuatro rutas diferentes ingresen en la rotonda por unas suaves rampas, saliendo por otra cualquiera de ellas, sin cruzarse en momento alguno con los automóviles que circulan por la transitada autopista A2.
Mientras que en la mayoría de los lugares se siguen revindicado pequeños carriles para poder desplazarse en bicicleta, dentro de las ciudades e incluso para ir de una a otra, tanto en Holanda como en Dinamarca, los países con políticas más avanzadas de movilidad sostenible, se empiezan a construir infraestructuras donde la bicicleta es el vehículo principal, como en la bella rotonda Hovenring, que facilita que miles de ciclistas diariamente se trasladen de una población a otra o acudan a sus centros de trabajo, sin cruzarse con un automóvil. Leer más aquí