Una de las primeras decisiones en el diseño de un edificio, sobre todo si se trata de un equipamiento público, es elegir su ubicación. Siempre hemos defendido que los equipamientos pueden y deben catalizar, articular e incentivar la vida de un barrio, pero también la decisión de sacarlos de la ciudad para llevarlos a la naturaleza puede ser una decisión acertada si contribuye a articular la ciudad con su entorno y a fomentar los valores de defensa de nuestro medio natural.
En Huairou, un pueblo cercano a Beijing, se decidió ubicar su biblioteca en un bello entorno natural, al que se puede llegar caminando en un agradable paseo, proporcionando un marco de ideas claras donde las personas pueden tomar conciencia del esfuerzo para dirigirse a la sala de lectura.
Li Xiaodong, ante la abrumadora belleza del paraje, optó por no competir con la naturaleza, integrándose con habilidad en ella. El edificio de una sencillez extrema en su exterior, se materializa con un entramado de palos de madera, que los nativos apilan para calentarse en invierno. Los palos filtran y matizan la luz en las zonas de lectura, además de contribuir a la concentración de los lectores. Sin embargo, en las zonas de estancia, de paso o de lectura ligera el edificio se abre, introduciendo el paisaje en el interior.
El interior de la biblioteca, aunque también sencillo, tiene una gran expresividad, con diferentes niveles, que se van comprimiendo o expandiendo según el carácter más o menos recogido qu es va necesitando. El edificio está totalmente acristalado para permitir que la luz del día penetre completamente, aunque los palos de madera atenúan la luz brillante, extendiéndola de manera uniforme en todo el espacio para proporcionar un ambiente de lectura perfecto. Leer más aquí