biblioteca frente al mar | Francisco Camino

 

Leer con el océano de fondo. En un tramo desierto de la playa de Nandaihe, cerca de Qinhuangdao, ciudad de la costa este de China, emerge como una roca erosionada la Seashore Library, la bella biblioteca diseñada por Vector Architects. Un pregnante volumen, como una nave varada, conteniendo diferentes espacios que se relacionan con el océano de diversas maneras según las diferentes actividades que se desarrollan en cada una de ellas.

La sala de lectura es un espacio unitario, totalmente diáfano, que se desarrolla en varias plataformas que ganan intimidad según van ascendiendo. Una gran abertura horizontal mete a la sala de lectura en el mar. Separada por un vacío está una sala para meditación, muy recogida con una luz, muy cambiante a lo largo del día, tamizada que crea un emocionante espacio. Además, una sala para actividades, también separada de las dos anteriores por sendos vacíos.

El edificio se manifiesta al exterior con una sucesión de planos y membranas de hormigón visto, con una textura en la que se aprecia la acción de la arena con el viento, produciendo unos bellísimos efectos. El conjunto de planos y superficies, conjuntamente con los vacíos que conforman, crean un edificio que desde la lejanía se percibe como un objeto de gran rotundidad, pero que según nos acercamos a él transmite muchísimos hermosos matices constructivos.

La obra se atribuye, dentro de Vector Architecs, a Gong Dong, un joven arquitecto chino que tras estudiar en EEUU, trabajó con Richard Meier y Steven Holl. Estas palabras, parece ser que también suyas, describen este gran proyecto:

“… a medida que el cielo se oscurece, las nubes están deslumbrantes en azul púrpura. En un instante, se ha desvanecido. El océano está de color gris carbón. Las olas llegan a la arena con un ritmo que casi se puede oír. Es un sonido resonante que viaja profundo y lejos. La brisa del mar deja su huella en la arena. Un viejo barco se encuentra medio hundido bajo la arena, como si hubiera atracado aquí durante años. Hay unas pocas casas pequeñas que solían ser un refugio para los pescadores. Las tejas y paredes rotas que quedan encierran el espacio en la oscuridad. A través de los huecos en la pared, mira hacia fuera, es el mar en calma, como cuadros colgados en la pared.

 

En ese momento visionamos la futura biblioteca, debía estar también tranquilamente sentada en la orilla del mar. Desde fuera, parece una roca erosionada que es pura y sólida; pero en su interior, lo que contiene son los sentimientos y experiencias. Al caminar en el espacio, uno empieza a sentir la luz, la brisa y el sonido del océano. Lo que viene después de la percepción es el vínculo único entre cada individuo y el mar. Aquí dentro, todo el mundo puede bajar el ritmo habitual, y dejar salir la sensación de distancia y soledad, diferente de la vida en la ciudad. Leer más aquí 

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